Mayo 2020
Es imposible abstraerse al tema de la pandemia de COVID 19. Se ha tensionado al máximo los sistemas de salud en todos los países, pero además se ha producido una gran tensión social, producto del aumento de la cesantía, el quiebre o cierre temporal de empresas y la dificultad para acceder a fuentes de trabajo, dada la imposición de cuarentenas obligatorias en distintos lugares.
No deseo pronunciarme sobre la asertividad de las medidas sanitarias y administrativas tomadas, respecto a las primeras, no tengo el conocimiento adecuado para analizarlas críticamente. Respecto a las segundas, no me corresponde hacerlo. Estamos llenos de gente que opina y critica, desde la ignorancia o la mala intención.
Pero, como docente universitario, debo manifestar mi gran preocupación por lo que está pasando con la formación de nuestros residentes de los programas de formación, tanto en cirugía general, como en las especialidades derivadas.
Los residentes han visto disminuida su actividad quirúrgica en un 80% aproximadamente. Muchos centros, asociados a nuestros programas, han decidido no aceptar a nuestros residentes, esgrimiendo razones bastantes justificadas, tales como la disminución de casos, el deber de privilegiar a sus propios alumnos en las escasas oportunidades quirúrgicas, evitar contagios por aumento de contactos, entre otras.
Desafortunadamente no podemos realizar aun una nueva planificación de los programas, dado que no existe certeza sobre el fin de la pandemia, por lo que se corre el riesgo de que todo lo que se proyecte, finalmente no pueda ser concretado. Tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados. Estamos haciendo ajustes menores, considerando cada caso en particular, disminuyendo algunas rotaciones, postergando otras o sacando algunos de los residentes de su actividad por contagio.
No son días fáciles, en eso estamos de acuerdo, pero debemos enfrentar las situaciones complejas con determinación e ingenio y en este caso específico, con una gran flexibilidad para adaptarnos a las circunstancias cambiante con una velocidad pocas veces vistas.
No puedo terminar esta Editorial, sin felicitar y mandar un cariñoso saludo a todos los profesionales de la salud que, poniendo en riesgo su seguridad y sus vidas ofrecen lo mejor de sí para el servicio de nuestros pacientes.