Junio 2024

 

Recientemente me hicieron una entrevista que salió publicada en Youtube; Fintalks Mario Uribe. En ella se me pregunta mucho sobre mi vida profesional fundamentalmente, pero con algunas incursiones en mi vida personal. No me voy a referir a la entrevista en sí, que puede ser vista por cualquiera que se interese, pero sí debo destacar algunas cosas que señalé y que creo están vigentes hasta el día de hoy.

 

Yo realicé mi formación como especialista en cirugía hace alrededor de 40 años. No es difícil imaginar que los avances tecnológicos han sido vertiginosos, especialmente en este último tiempo. Todo ha cambiado. Cuando yo estudié no existía el escáner, ni la laparoscopía, ni los trasplantes estaban consolidados, no había robots ni inteligencia artificial. Casi todo lo que yo hago, desde el punto de vista técnico, he debido aprenderlo después. Lo que no ha cambiado, son los pacientes.

Hace algunos años, un sábado en la mañana pasé visita a tres pacientes que se encontraban hospitalizados en diferentes lugares. Uno en un hospital público, el otro en una pequeña clínica privada y el tercero en una gran clínica, la mejor y más exclusiva del país. Por supuesto el entorno era diferente. En el primer caso el paciente se encontraba en una sala común con 8 pacientes y baño compartido para 16 enfermos. En el segundo, era una habitación privada, para dos pacientes con su respectivo baño. En la última era una habitación excelente, baño privado y vista a la cordillera, con alfombra, televisor y sillón para las visitas.

Sin embargo, los pacientes, con diferente nivel sociocultural, y por ende aparentemente diferentes, eran iguales.

Los tres tenían los mismos temores, las mismas dudas y estaban muy asustados (todos sometidos a cirugías oncológicas) por su futuro y el de sus familias.

Entonces ¿ha cambiado algo en este respecto?

Probablemente muy poco.  La relación médico paciente es la base del ejercicio de la medicina y, por ende, de la cirugía. Es fundamental. El buen trato, la palabra amiga que reconforta, una palmada en el hombro, el estrechar la mano con calidez y estar disponible: Eso es lo importante.

A esa base de la pirámide hay que sumarle conocimientos, destreza técnica, capacidad de resolución y otra serie de atributos propios de la especialidad.

Pero son sin la base que he señalado, no hay tecnología que valga.

El paciente es lo primero.