Diciembre 2015

 

Recientemente hemos sido testigos, una vez más de la extrema violencia de los integrantes de las barras de múltiples equipos de fútbol, de la Primera División de nuestro país.

 

Es indudable que estas personas no se interesan por el fútbol sino que lo ocupan como excusa para dejar fluir toda su agresividad.

Las razones que explican estos hechos son múltiples, pero una de las bases es el gran descontento social, la marginación, la falta de oportunidades, etc. Chile es uno de los países con más desigualdad social del mundo, lo que no sería tan grave si las clases más bajas tuvieran acceso a vivienda, salud, educación, trabajo y salario justo. Aunque esto no justifica su accionar, esto por lo menos explica uno de los componentes que podían explicar esta conducta.

La otra, también es bastante lamentable y dice relación con el trabajo de nuestra policía, los Carabineros de Chile. Su accionar es lento, irresoluto y tardío antes estas situaciones.

Siempre hemos estado orgullosos del desempeño de nuestra Carabineros, por lo menos en tiempos de democracia; confiables, honestos, serviciales, impecablemente presentados, casi unos amigos. El problema es que diferentes gobiernos le han ido quitando el apoyo en su accionar. Si actúan con firmeza, se declara violencia innecesaria, si se defienden, violan los derechos de los delincuentes. Hace algunos años fue destituido el Prefecto de Santiago, por lo que se consideró el uso desmedido de la fuerza contra los manifestantes. Más de algún carabinero ha sido alejado de su cargo por razones similares. Lo anterior ha llevado a que en la actualidad nuestra policía uniformada, se siente tan poco respaldada, deba aceptar malos tratos, ofensas verbales y frecuentemente agresiones con objetos contundentes o bombas molotov.

¿Qué motivación han de tener los funcionarios policiales si cuando actúan, corren el riesgo de perder sus trabajos? La respuesta es bastante obvia. Ninguna.

Como sociedad, hemos debilitado a nuestra Policía. Nadie los respeta y por ende, están inhibidos de accionar. ¡Qué diferencia si los comparamos con la policía Londinense! Ni siquiera ocupan armas de fuego. Es tal el respeto de la ciudadanía, tan altas las sanciones para aquellos que los agredan, que cuentan con un manto protector inexpugnable.

Mientras se trabaja en mejorar las condiciones de desigualdad social en nuestro país, por favor, ¡protejamos a nuestras Policías!