Agosto 2017
No nos podemos abstraer a la crisis de Venezuela. Es indudable que no corresponde entrometerse en los problemas internos de otros países, pero tampoco es posible abstenerse a lo que ocurre en este país hermano.
Tengo alguna información de fuentes directas, es decir de médicos que han estado trabajando en Caracas recientemente. La situación es desesperada. No hay los insumos más elementales. No se puede realizar las cirugías programadas. Incluso es difícil contar con alimentos para los enfermos.
Un amigo, cirujano, debió dejar el país, ya que, producto de un altercado con un técnico paramédico, fue amenazado de muerte, no sólo él, sino su familia. No hay respeto por las jerarquías y el trabajo se hace imposible.
La crisis política es de tal magnitud, que se ve difícil una salida democrática. El entendimiento entre las partes es complejo y nadie desea dar su brazo a torcer. El gobierno es incapaz de mantener el orden público y tampoco puede asegurar los elementos más esenciales para una vida diaria digna de la población.
No puedo dejar de comparar este país con el que conociera hace algunos años. Fui invitado el 2006 a un Congreso de Maracay. ¡Qué distinto a la situación actual! Un país alegre, dinámico, con todas sus instituciones funcionando, con una muy buena atención en salud y una prolífera actividad científica.
Sólo queremos desear lo mejor para una salida, democrática a esta crisis, para que la población vuelva a su vida normal y los enfermos, en ese país, puedan contar con lo necesario para una atención digna, oportuna y de calidad.
Dr. Mario Uribe
Editor.