Abril 2016
Corresponde al Discurso de despedida del Dr. Mario Uribe Maturana, Profesor Encargado del Programa de Formación de Especialista en Cirugía General, Residentes que terminan sus tres años de formación, de la Facultad de Medicina, Campus Oriente de la Universidad de Chile.

Partir. Llegar. Dos extremos de un mismo proceso educativo y formativo.
Hoy despedimos a un grupo de Residentes-Becados, ya convertidos en cirujanos. Además recibimos a aquellos que hoy inician su etapa de formación.
Llegar es fácil. Uno viene lleno de energía, de expectativas, de ilusiones, de planes y metas.
Partir, sin embargo, no lo es.
Recordemos nuestro último día de clases del colegio. Contentos, pero ni tanto, llenos de dudas, de si quedaré en la universidad o no ¿En qué? ¿Dónde?
Finalmente quedamos en Medicina, todo un logro, llenos de alegría enfrentamos nuestros primeros días de clases. La sonrisa se fue borrando paulatinamente en la medida que cursábamos anatomía, química, bioquímica y otras especialidades tan aburridas como parasitología. Ahí, protegidos por siete años. Algunos ocho. Pese a las dificultades, los trasnoches, las pruebas, los turnos, estábamos protegidos, con amigos.
La alegría de terminar Medicina, se enfrenta con muchas interrogantes. En mi época, un alto grado de cesantía, pocas oportunidades, bajos sueldos. Acceso difícil a la información y un abismo entre la Medicina Chilena, sobre todo por los medios con que contábamos, como el acceso a diálisis o respiración mecánica y la de los países del primer mundo.
Acceder a una formación era complejo y dificultoso. Terminadas las celebraciones vino un ¿Qué hacer?. Así, con mayúsculas y nadie lo tenía claro.
Los que tuvimos la suerte de terminar debimos enfrentar las postulaciones a los escasos cupos de formación en lo que deseábamos, en este casos Cirugía. Una nueva incertidumbre. Además solos. Dejábamos a nuestros amigos y compañeros de siete años de carrera, con los que habíamos compartido más de una la mitad de nuestras vidas en ese período.
Al ingresar a la Formación en Cirugía, lo hicimos llenos de esperanza, leyendo, estudiando, haciendo turnos. Infatigables. Realmente infatigables, pera hacer ingresos, para el box de la Urgencia. Buscando la recompensa, que era operar.
Y al finalizar con estos compañeros de nuestra etapa primaria, viene un nuevo desprendimiento, una nueva partida. Un nuevo desafío ¿Qué hacer? ¿A dónde ir?. Algunos afortunados ya lo tienen claro; están contratados en diferentes centros quirúrgicos de la capital o de regiones. Otros preferirán especializarse en el país o en el extranjero. Pero ya serán cirujanos. Recuerdo las palabras de un cirujano al terminar su formación. “Me da temor terminar y sentir que no aproveché todo, que cuando esté solo como cirujano me recrimine ¿por qué no habré aprovechado más a tal Dr.?¿Por qué no le pregunté más sobre mis dudas? ¿Por qué no estudié más?” Y ustedes están en esta etapa de terminar su formación. Ya no hay consejos de última hora, ya no habrá guías o docentes que los apadrinen. Estarán más solos. Pero nunca totalmente solos. Habrá otros cirujanos de más experiencias a los que podrán llamar cuando los necesiten. Les quiero decir que cuentan con nosotros, en cualquier lugar y a cualquier hora.
Vayan sin temores, con confianza. Son buenos cirujanos. Hemos puesto grandes esfuerzos en ello. Pero recuerden, la cirugía es más que la técnica, es más que la recesión, es más que tratar una patología. Es la calidez y la acogida al paciente, su familia y su problemática, es la sonrisa y la amabilidad. Es el gesto amable. Es el consuelo, la palabra adecuada, el consejo sobre qué hacer, la palmada en el hombro. El apretón de manos lleno de significación que es capaz de decir, estamos para ayudarlo, o hicimos lo que pudimos, o tenga fe o un “lo siento” solidario.
Si no son capaces de trasmitir eso, si no son capaces de volcarse con pasión a sus pacientes y sus problemáticas, la mejor enseñanza técnica que hayamos podido entregarles estará vacía, estéril, seca. Sería nuestro fracaso como formadores de esta especialidad.
Para terminar sólo desearles lo mejor, descansen un poco, si pueden. Reencuéntrense con sus familias, con sus padres e hijos y sientan que si bien son cirujanos, en el titulo, sólo la forma en que vivan la cirugía les concederá el titulo de tal, de verdaderos cirujanos y no de operadores o de técnicos quirúrgicos.
No todo termina aquí. Nos encontraremos y de una u otra forma, tanto ustedes como nosotros, sabremos si esta formación cumplió sus objetivos. Estoy seguro que sí.
Muchas gracias.
Dr. Mario Uribe
Editor.